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El Cuadrado y la Cruz | Tuñón · Pereda Pérez | 2019

El Cuadrado y la Cruz | Tuñón · Pereda Pérez | Spain 2019
2º Premio
CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD.
Como si de un palimpsesto se tratase, el casco viejo de Pamplona, asentado sobre los burgos medievales, se construye a lo largo de la historia como una superposición de textos escritos en diferentes épocas. Más allá de la autonomía de lo construido en cada una de estas épocas, el conjunto histórico ha llegado a constituir algo único, cuyo significado va más allá del de cada una de las diferentes construcciones, consideradas como acontecimientos aislados. Así, el conjunto de las construcciones de la ciudad vieja de Pamplona constituye una unidad cuyo carácter viene garantizado a partir de una oscilación permanente entre continuidades y discontinuidades.
Y es que, por una parte, la optimización de los sistemas constructivos, unido a la regularidad en los modos de vivir, ha establecido, a lo largo de la historia, una natural continuidad de la trama residencial. Mientras que el carácter excepcional de los edificios singulares ha desplegado un sistema de discontinuidades, que transforma la ciudad de Pamplona en el hermoso conjunto que hoy podemos admirar. De este modo, toda la arquitectura de la ciudad vieja trabaja a partir de esas continuidades y discontinuidades que el tiempo ha construido, y que fácilmente se pueden descubrir en el perfil de la ciudad, donde la trama continua del sistema de edificios residenciales de la ciudad se ve cualificado por la excepcionalidad de una constelación de cúpulas, torreones y linternas, que suelen tener su opuesto volumétrico en los vacíos de los claustros y los patios. La presente propuesta para la rehabilitación del conjunto de las Salesas, situado en el límite suroeste de la ciudad histórica, vuelve a ser un nuevo texto que se escribe sobre lo existente, construyendo otro nuevo palimpsesto que trabaja con las mismas reglas de continuidad y discontinuidad que tiene la ciudad histórica.

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CLAUSTRO Y MIRADOR.
Si bien la propuesta trata de ser absolutamente respetuosa con el edificio existente, estableciendo estrategias de continuidad con la estructura original, este es transformado al insertar dentro de él un nuevo programa totalmente diferente del original, que reclama la aparición de soluciones singulares que suponen, en cualquier caso, discontinuidades. Soluciones singulares que, por coherencia con el hilo de la historia, deben ser materializadas con arquitecturas de nuestro tiempo desde una actitud optimista que reclama no sólo pensar qué presente queremos dar a nuestro pasado, sino también qué futuro queremos para nuestro presente.

Y así, desde el máximo respeto por lo existente ,y por el establecimiento de estrategias de continuidad, se proponen dos intervenciones elementales cuya inserción dentro del conjunto conlleva la cualificación del edificio existente por medio de una arquitectura contemporánea. La primera de las intervenciones se realiza sobre el vacío del patio-claustro, y viene condicionado por un marcado carácter funcional. Partiendo de la existencia de este vacío, y asumiendo su propia condición de elemento estructurador del conjunto, se propone transformar este vacío en un espacio contemporáneo de raigambre tradicional: Un nuevo patio de operaciones para la atención al público que está definida por un sistema de columnas de hormigón armado de color blanco, que establece naturales vínculos con la arquitectura de las estructuras claustrales y patios de la ciudad. Este nuevo espacio, blanco y luminoso, rinde homenaje al hermoso patio de operaciones de la Postsparkasse de Otto Wagner en Viena. Por otra parte, la segunda de las intervenciones propuestas consiste en un pequeño volumen que abre los ojos sobre la ciudad. Este pequeño torreón, formado por un sistema de columnas de hormigón armado de color blanco, sobresale por encima de las cubiertas existentes, constituyendo una singularidad en el perfil del edificio que hará reconocible la nueva sede de la Mancomunidad de Pamplona. Formalizada como las antiguas “tebaidas” de los conventos, esta discontinuidad tiene una doble misión: la primera es materializar un elemento contemporáneo que se integre dentro del sistema de elementos emergentes en el perfil de la ciudad; La segunda, y no menos importante, es construir un mirador sobre la ciudad pues, parafraseando al profesor Manuel Solá Morales, estamos convencidos de que para amar las ciudades hay que conocerlas, y el instrumento mejor para reconocer la ciudad son los miradores. El patio y el torreón, el vacío y el lleno, son dos intervenciones acotadas que transforman la construcción existente haciendo presente el cambio de uso, y concentrando la intencionalidad de la propuesta en dos situaciones espaciales complementarias, que intensifican la relación entre lo viejo y lo nuevo, entre lo privado y lo público, entre la arquitectura y la vida.
El Cuadrado y la Cruz | Tuñón · Pereda Pérez | 2019
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